ÉRASE UNA VEZ... TRES CONCIERTOS MUY ESPERADOS
Siempre me he tomado todo en la vida muy en serio y cuando se trata de un concierto no hay excepción. Soy de las que programan una alarma para comprar la boleta en la hora cero de su salida a la venta (si el show me interesa muchísimo) porque la sola idea de escuchar un “ya no hay boletas” me produce terror. Soy de las que indagan en internet de qué trata la gira, cuánto dura el show y, si es posible, qué concepto desarrolla el artista durante ese show. Y obvio, también soy de las que buscan el setlist, luego arman una playlist en su celular y la escuchan durante un mes entero para repasar las canciones o aprender al menos el coro de las que no conocen tanto.
Siempre me he tomado todo en la vida muy en serio y cuando se trata de un concierto no hay excepción. Soy de las que programan una alarma para comprar la boleta en la hora cero de su salida a la venta (si el show me interesa muchísimo) porque la sola idea de escuchar un “ya no hay boletas” me produce terror. Soy de las que indagan en internet de qué trata la gira, cuánto dura el show y, si es posible, qué concepto desarrolla el artista durante ese show. Y obvio, también soy de las que buscan el setlist, luego arman una playlist en su celular y la escuchan durante un mes entero para repasar las canciones o aprender al menos el coro de las que no conocen tanto.
Total que, cuando por fin llega el día del
concierto, yo ya sé qué fui a ver y el factor sorpresa prácticamente no existe para
mí. Algunos dirán que le quito toda la
magia, pero yo estoy convencida de que lo disfruto más que otros porque al
llegar al sitio del evento ya estoy enamorada de cada canción que escucharé.
Así que para muchos de los que están
leyendo esta entrada no va a sonar raro que desde septiembre, noviembre y
diciembre, respectivamente, la música de tres bandas se reprodujo una y otra
vez en mi teléfono, mi equipo de sonido, mi carro y mi cabeza. Estaba ansiosa y emocionada, entre otras
cosas, porque -¡por fin!- mi hermana se había animado a ir conmigo.
Pues bien, llegó marzo, el mes que marcaba
el inicio de nuestra agenda de conciertos, y luego llegó abril, y habiendo
pasado ya los tres shows quise hacer un resumen de lo que fue esta experiencia,
porque cuando se asiste a un concierto esporádicamente uno queda siempre con la
sensación de que fue único, buenísimo, inigualable. Pero cuando ocurren tres en
un lapso de 40 días, es más fácil comparar y sorprenderse o decepcionarse.
Cada artista tiene su estilo y mi objetivo
no es compararlos en su valor como músicos o performers. Lo que para mí es muy bueno para otros puede ser
malísimo. Simplemente quiero hacer un recuento de lo que fue cada concierto
mientras espero el anuncio de próximos artistas y me preparo para empezar el
ciclo de nuevo.
MAROON
5
Maroon 5 cerró la noche con Sugar |
Y no fue bueno perder la boleta que ya
había comprado cuando resulté con, a falta de una, dos. Pero trato de no pensar
mucho en el asunto para no darme golpes de pecho.
Maroon 5 dio un muy buen show. Canté de principio a fin cada una de las 16
canciones y eso pesa en el corazón. Se entregaron por completo a la audiencia pese
a las adversidades de tener un pésimo escenario y muchas fallas en el sonido,
ambas responsabilidad del promotor que los trajo. El grupo tiene la ventaja de contar con un
buen repertorio de éxitos, cualquier asistente debió conocer todos los temas, independientemente
de si sabía la letra. Y por eso, la energía de los presentes estuvo arriba todo
el tiempo.
Levine interactuó bastante con el público,
se aventuró a decir algunas frases en español, lo tuvimos a pocos metros de distancia… Son cosas
que uno como fan agradece. Pensé que no
habría nada mejor que ese show (lo mismo que pensé después del de U2 hace
algunos meses) y canté y canté su música en los días posteriores al concierto
hasta que, siete días después, llegó el turno de los veteranos.
THE
ROLLING STONES
¿Qué se puede decir de estos señores? ¡Son THE ROLLING STONES! No voy a mentir:
antes de comprar la boleta los conocía, obviamente, pero solo me sabía –a
medias- unas cuatro canciones. Pero
desde el 10 de marzo se robaron mi corazón. Para el día del concierto seguía
sin aprenderme las letras completas, pero ya podía reconocer cada canción con
los primeros acordes.
The Rolling Stones tuvieron un gran
problema: La logística fue la cosa más desastrosa que mis ojos hayan visto en
materia de eventos públicos. El clima tampoco ayudó. Filas de más de 2
kilómetros, ausencia total de filtros de seguridad, tormenta eléctrica
histórica (ese día, según los periódicos, cayeron 778 rayos en un lapso de una
hora), parecía que el universo conspiraba para que todo saliera mal. Cuando el show empezó, la mitad del estadio
todavía estaba afuera, esperando poder ingresar. Varios de nuestros amigos
lograron hacerlo cuando ya iban en la tercera o cuarta canción. Nosotras pusimos un pie
en las gradas en el mismo instante en que empezaba Jumping Jack Flash, la canción de apertura. Tuvimos suerte.
Ronnie Woods y Keith Richards interpretando I can't get no
(Satisfaction) en el cierre del concierto
|
¿Ustedes han visto el capítulo de Los
Simpsons en el que, estando en un campamento de rock, Mick Jagger les dice a
los aprendices de rock star “y sin importar en qué lugar estén, digan
siempre que es el mejor lugar del mundo”?
Bueno, este señor es tan teso, que yo me creí completo el cuento de que
“Bogotá es del putas”. Con eso les digo todo.
COLDPLAY
Pasaron un mes y tres días entre el
concierto de rock y el de esta banda británica.
Tuvimos tiempo de desintoxicarnos un poco de los otros dos shows. Y descubrí que, a diferencia de Maroon 5 o
The Rolling Stones, Coldplay tiene un público más diverso. Le gusta a grandes y
chicos. A rockeros y poperos. Y debe ser porque el grupo por si solo tiene
alma.
Como mucha gente, yo les conocía varios
éxitos, y si bien no los consideraba mi banda favorita, tampoco dudé un segundo
en apuntarme para el evento cuando supe que vendrían a mi país. Nunca me había tomado el tiempo de
analizarlos en detalle. Solo hasta que me concentré en estudiar el setlist en las últimas semanas, pude ver
que tienen un concepto muy “peace and
love”. Hasta empecé a llamarlos cariñosamente, los hippies.
Previendo una odisea similar a la de los
Stones, esta vez “madrugamos” para ir al estadio. Madrugar, en términos de
quien es un simple empleado, significa llegar a las 4:00 pm. Pero al parecer,
Ocesa aprendió de sus errores y esta vez se lucieron con la logística, razón
por la que a las 4:30 ya estábamos sentadas en las gradas esperando al primer
telonero. Tuvimos tiempo de comer e ir al baño, dos privilegios que en el
anterior concierto no existieron.
Los juegos pirotécnicos fueron protagonistas de varias
canciones en el show de Coldplay
|
Coldplay es puro gozo y alegría. Se
movieron entre tres escenarios porque, según Chris Martin, “las bandas suelen
estar a una gran distancia de la mayoría del público y este es nuestro intento
por estar cerca de ustedes”. Los tuve al frente durante tres canciones. Y sin entrar mucho en detalles, puedo
resumir el concierto como una fiesta con todas las de la ley: confeti, flores, globos,
luces, colores, unas manillas que nos dejaron boquiabiertos y nos hicieron sentir parte del espectáculo y, por supuesto,
mucha música. Creo que todos salimos del estadio diciendo: ¡Qué conciertazo,
Coldplay es genial!
RESUMEN
MAROON
5
|
THE
ROLLING STONES
|
COLDPLAY
|
|
Nombre
de la gira
|
M5 On the Road
|
América Latina Olé
|
A
Head Full of Dreams
|
Lugar
|
Parqueadero Salitre Mágico
|
Estadio El Campín
|
Estadio El Campín
|
Número
de asistentes
|
20.000
|
45.000
|
40.000
|
Telonero
|
The Mills
|
Diamante Eléctrico
|
Elsa y Elmar
Lianne La Havas
|
Canciones interpretadas
|
16
|
18
|
23
|
Escenarios
|
1
|
2
|
3
|
Pantallas
|
2
|
3
|
3
|
Duración
del show
|
90 minutos
|
130 minutos
|
120 minutos
|
Juegos
pirotécnicos
|
NO
|
SÍ
|
SÍ
|
Sonido
|
Regular (por el sitio)
|
Excelente
|
Excelente
|
Mi
calificación
|
9 (por las desventajas del
sitio)
|
10
|
10
|
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